Un estudio financiado por el Instituto Nacional de la Investigación sobre la Discapacidad, Vida Independiente, y Rehabilitación.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, alrededor de 5.3 millones de estadounidenses están viviendo con los efectos de una lesión cerebral traumática (LCT). LCT se refiere a un daño en el cerebro causado por una fuerza externa, como una caída o un accidente de coche. LCT puede ser clasificada como leve, moderada, o grave con base en el grado o extensión del daño en el tejido cerebral y la severidad de los síntomas como la pérdida de la conciencia y la amnesia. Las personas que tienen LCT pueden experimentar dificultades con el pensamiento y procesamiento de información; hablar, caminar o mover las extremidades; mantener el equilibrio; ver u oír; o regulación de las emociones. Las personas recuperándose de una LCT severa también pueden experimentar ansiedad y otros trastornos emocionales, y estos trastornos pueden tener impactos serios en la vida cotidiana. Un estudio reciente financiado por NIDILRR analizó cuan común puede ser la ansiedad en personas con LCT severa en su primer año después de la lesión, que tipos de ansiedad ellos pueden experimentar, y si la ansiedad puede ser conectada a otros problemas emocionales o funcionales.
Investigadores de
seis centros del Sistema Modelo de LCT (TBIMS por sus siglas en inglés) en Nueva York, Pensilvania, Ohio, Washington, y Alabama analizaron los datos de 1,838 personas que fueron tratadas por LCT moderada o grave a través de un centro de trauma afiliado con el TBIMS. Estos datos fueron recogidos cuando los pacientes fueron admitidos a estos hospitales para recibir la atención para una LCT, y después a intervalos regulares en lo sucesivo, incluyendo en el aniversario de 1 año de su lesión. Los datos incluyeron demográficas como la edad, genero, raza, educación, y estado de empleo; tipo y severidad de la lesión; estado funcional, y la historia de salud mental, abuso de sustancia, y cualquier lesión anterior. En su seguimiento de 1 año, los participantes fueron entrevistados por teléfono o en persona sobre su salud física y mental, cambios cognitivos, y participación en y satisfacción con las actividades diarias como el trabajo y la socialización. Estas entrevistas incluyeron preguntas sobre la ansiedad o depresión que los participantes podrían haber experimentado a partir de unas pocas semanas de la entrevista.
Según los autores, más de 20 por ciento de los participantes reportaron ansiedad significativa un año después de la lesión, y la mayoría de estos participantes dijeron que su ansiedad hacía difícil hacer su trabajo, cuidar de las cosas en casa, o llevarse bien con otra gente. Entre sus conclusiones:
• Los participantes que eran de mediana edad (31-45 años de edad), afroamericanos, tenían una o más lesiones cerebrales traumáticas en el pasado, o que habían sido previamente diagnosticados con otros problemas de salud o depresión eran más propensos a reportar que experimentaban ansiedad.
• Los síntomas más comunes de ansiedad que los participantes reportaron fueron preocuparse demasiado acerca de diferentes cosas y no ser capaz de parar o controlar su preocupación. Otros síntomas incluyeron molestarse o irritarse fácilmente, tener problemas para relajarse, y sentirse nervioso o inquietos.
• Muchos de los participantes que reportaron ansiedad también reportaron experimentar depresión significante o problemas con el abuso de sustancias.
• Los participantes que reportaron ansiedad reportaron niveles más bajos de satisfacción con la vida, participación en la comunidad, y la función cognitiva cotidiana.
Los autores observaron que los participantes que tenían episodios más cortas de amnesia después del trauma también fueron más probables de reportar experimentar ansiedad, probablemente porque podían haber tenido memorias más fuertes del incidente que causo su lesión. Los autores también sugieren que las tasas más altas de ansiedad entre las personas de edad mediana con LCT moderada o grave pueden tener un impacto más grande de LCT en sus funciones de vida debido a muchas responsabilidades asociadas con personas en este grupo de edad, mientras que las personas más jóvenes y mayores pueden tener menos responsabilidades para abordar este tema. Los autores encontraron una fuerte correlación entre la ansiedad y el deterioro de la función cognitiva, pero se necesita más investigación para ver si la ansiedad es provocada por problemas cognitivos o si contribuye a ellos.
Según los autores, la ansiedad es una preocupación potencialmente importante para las personas con LCT moderada o grave. Los autores sugirieron que los investigadores pueden querer centrarse en los ensayos controlados de intervenciones conductuales que podrían ser efectivas para la ansiedad y la depresión en personas con LCT, y ayudar a resolver cualquier pérdida de función cognitiva. La detección rutinaria por profesionales de atención de salud puede identificar a las personas con LCT que están en riesgo para la ansiedad y conectarlos con programas y apoyos para ayudarles a seguir adelante.
Para Obtener Más Información:
Los Sistemas Modelo tienen una gran cantidad de información sobre LCT y sus efectos incluyendo:
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Cambios Emocionales Después de LCT – Un InfoComic que ilustra como una LCT puede afectar la habilidad de la persona para regular sus emociones, con recomendaciones para como la familia y los amigos pueden ayudar.
Obtenga Más Información Sobre Este Estudio:
Hart, T., Fann, J. R., Chervoneva, I., Juengst, S. B., Rosenthal, J. A. Krellman, J. W., Dreer, L. E., y Kroenke, K. (2016).
La prevalencia, factores de riesgo, y las correlaciones de la ansiedad a 1 año después de una lesión cerebral traumática moderada a grave. Archivos de Medicina Física y Rehabilitación, 97, 701-707. Este artículo está disponible de la colección de NARIC bajo el número de acceso J73801.