¿La capacitación profesional tiene una función que se desempeña en la rehabilitación vocacional?

Un estudio financiado por el Instituto Nacional de la Investigación sobre la Discapacidad, Vida Independiente, y Rehabilitación.

Las personas con discapacidades en los Estados Unidos se enfrentan a las perspectivas de enormes proporciones cuando se trata de empleo. Las tasas de desempleo son significativamente más altas para las personas con discapacidades que el público en general y, cuando son empleados, las personas con discapacidades tienen probabilidades de ganar menos que las personas sin discapacidad. Para ayudar a disminuir esta disparidad, los programas de rehabilitación vocacional (VR por sus siglas en inglés) están disponibles para ayudar a los solicitantes de empleo con discapacidad, ofreciendo formación y apoyo a medida que entran o vuelven a la fuerza laboral. Los programas de VR también son vitales para ayudar a los jóvenes con discapacidades para la transición de la escuela y la universidad al empleo. Los cursos de formación escolares o universitarios son un instrumento o intervención disponible a los consejeros en el apoyo de sus clientes con discapacidades. Un reciente estudio financiado por NIDILRR ha mostrado que tal formación tiene el potencial de mejorar significativamente la capacidad de obtener ingresos para las personas con discapacidad.

Los investigadores en el Centro de Investigación de Rehabilitación y Capacitación sobre las Características a Nivel Individual Relacionadas con el Empleo Entre Individuos con Discapacidades analizaron los datos de más de 170,000 casos de VR cerrados con éxito para ver quién era probable de recibir la formación escolar o universitaria como parte de su programa de VR, y si esa formación hizo una diferencia en los salarios. La formación escolar o universitaria es formación a tiemplo completo o parcial por encima del nivel secundario que conduce a un título certificación, u otro credencial reconocido. Estos cursos de formación son usualmente ofrecidos en una institución de cuatro o dos años, como una universidad, o una escuela comunitaria o técnica.

Los Investigadores encontraron que 12 por ciento de las personas con discapacidades en la muestra recibió la formación escolar o universitaria como parte de sus servicios de VR. A continuación analizaron las características de los clientes más probables de recibir la formación como el tipo de discapacidad, edad, género, y raza. En esta muestra:

  • Las personas más jóvenes con discapacidades (entre 16 y 25 años de edad) tenían más probabilidades de recibir la formación escolar/universitaria que las personas mayores de 25 años de edad.
  • Las personas con discapacidades sensoriales o físicas eran más propensos de recibir la formación que aquellos con discapacidades intelectuales, de desarrollo, o psiquiátricas.
  • Las personas que son blancas, indios americanos/nativos de Alaska, o asiáticos eran más propensos de recibir la formación que las personas que son afroamericanos, hispanos/latinos, o nativos de Hawai/islas del Pacífico.
  • Las mujeres con discapacidades eran más propensas de recibir la formación que los hombres con discapacidades.

Luego, compararon los ingresos semanales de personas que recibieron la formación escolar o universitaria a las personas que no recibieron este tipo de servicios. Miraron a los seis grupos: Mujeres con discapacidades, personas con discapacidades sensoriales, hombres con discapacidades físicas y sensoriales, minorías con discapacidades físicas y sensoriales, personas con discapacidades intelectuales/de desarrollo o psiquiátricas, y personas con discapacidades mayores de 25 años de edad. En los seis grupos, las personas que recibieron la formación ganaron casi $100 más cada semana que sus contrapartes. Mientras que las personas con discapacidades mayores de 25 años de edad y los adultos jóvenes con discapacidades intelectuales/de desarrollo o psiquiátricas eran menos probables de recibir la capacitación, se encontró que todavía benefician de recibirla.

Con base en estos hallazgos, los autores concluyeron que la formación escolar y universitaria es una intervención infrautilizada para los clientes de rehabilitación vocacional en estos grupos de baja propensión. Los investigadores sugieren que los consejeros de rehabilitación pueden considerar la formación escolar o universitaria como una intervención viable para sus clientes, incluyendo aquellos que normalmente no consideran apropiados para este tipo de formación. Los autores notan que se necesitan investigaciones futuras para comprender cuales grupos pueden recibir los mayores beneficios, y para identificar las prácticas prometedoras en la educación postsecundaria que apoyan el ajuste a la vida universitaria, retención, desarrollo de la carrera, e inserción laboral de los estudiantes universitarios con discapacidades.

Para obtener más información:

El RRTC sobre la Integración Comunitaria de Individuos con Discapacidades, financiado por NIDILRR, tiene kits de instrumentos, guías, y hojas informativas sobre los apoyos para los estudiantes universitarios con problemas de salud mental http://tucollaborativo.org/commujnity-inclusion/resources/education-supported-education-resources/ (en inglés).

Think College es una organización nacional dedicada a desarrollar, ampliar, y mejorar las opciones de educación superior inclusiva para personas con discapacidades intelectuales. Este centro mantiene la única base de datos de programas universitarios para personas con discapacidades intelectuales. http://www.thinkcollege.net (en inglés).

Para obtener más información sobre este estudio:

O’Neill, J., Kang, H., Sanchez, J., Muller, V., Aldrich, H., Pfaller, J., and Chan, F. (2015) Efecto del entrenamiento en el colegio o universital en los ingresos de personas con discapacidades: Un estudio de control sobre los casos. Revista de rehabilitación vocacional, 43: 93-102 Este artículo está disponible en NARIC bajo el número de acceso J72209.

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Date published: 
2016-03-02